En los alrededores de Alpa Corral existen ciertos grupos de formaciones boscosas nativas, una de ellas son los bosques nativos dominados por molles (Lithraea molleoides) y cocos (Zanthoxylum coco), los cuales son acompañados por otra gran variedad de especies arbóreas, arbustivas y herbáceas.
Para la región serrana de Alpa Corral, estos tipos de bosques representan a los más antiguos de la zona, sobre todo en aquellos sitios que se encuentran inaccesibles a la intervención humana y al ganado.
VERDES DURANTE TODO EL AÑO
Como se muestra en el mapa, pueden encontrarse en quebradas, valles y, cuando miramos hacia las sierras desde el mirador del puente colgante o dirigiéndonos por el camino que va hacia la Unión de los Ríos, pueden ser vistos como una pincelada en los cerros y laderas; se reconocen porque las especies dominantes se caracterizan por presentar copas esféricas de mayores dimensiones que el resto de especies que las acompañan, pudiendo alcanzar hasta los 10 metros de altura, en el caso de los ejemplares más añosos.
En invierno la presencia del molle y el coco es más notoria aun en el paisaje serrano, dado que son los únicos árboles nativos que se mantienen verdes durante todo el año.
ESPECIES ARBUSTIVAS AROMÁTICAS
Algunas de las especies que suelen acompañar al molle y al coco son talas (Celtis tala), moradillos (Schinus fasciculata), espinillos (Vachellia caven) y una variedad importante de especies arbustivas aromáticas nativas que caracterizan el aroma serrano cuando caminamos por estos ambientes, podemos nombar a lantanas (Lantana sp.), poleo (Lippia turbinata), palo amarillo (Aloysia gratissima), virar vira o marcela (Achryocline satureoides) y peperina (Mintostachis vertcilata). Además son refugios de una gran diversidad de aves, mamíferos, reptiles y anfibios nativos.
UNA ESPONJA QUE ABSORBE EL AGUA DE LLUVIA
En cuanto a lo ambiental, la ubicación que estos bosques poseen, en terreno escarpado y con abruptas pendientes, su presencia es de vital importancia para la subsistencia de Alpa Corral y de poblados que se encuentren río abajo, dado que poseen la capacidad de redirigir y canalizar el agua de lluvia estival hacia el acuífero serrano, cargando de humedad al suelo y al espacio fisurado entre la roca, logrando elevar el nivel de las napas freáticas y abasteciendo de agua a las vertientes y arroyos, que luego aumentaran el caudal del río en el verano y no permitirá que se seque en el invierno.
En definitiva, podríamos decir que en conjunto con el suelo estos bosques actúan como una esponja que absorbe el agua de lluvia del verano y la liberan de a apoco durante todo el año, brindándola al uso humano.